¿Cada vez más comunicados?
Sucedió que de repente nos pusimos a reflexionar acerca del uso del celular en nuestras vidas, cómo ha evolucionado a lo largo de los años y cómo nosotros hemos ido cambiando a partir de su desarrollo.
Coincidentemente, se cumplen más de cuarenta años de la primera llamada a través de la telefonía celular; cuando, en 1983, el modelo Motorola DynaTAC 8000x (que pesaba casi un kilo) iniciaba lo que sería uno de los saltos tecnológicos más pronunciados en la historia de la humanidad.
A partir de entonces, una seguidilla de marcas y modelos, de funcionalidades y tendencias, de ensayo y error, ha ido marcando el ritmo desde los 80 hasta nuestros días.
¿Recordás la ansiedad que generaba enviar un sms y esperar una respuesta? No existía urgencia ni necesidad de saber si la persona había leído ya el mensaje, ni tampoco forma de comprobar si estaba conectada. La inmediatez, si bien era valorada, no era la impronta. Hoy es la base para el desarrollo de aplicaciones y sistemas operativos.
La interacción es cada vez mayor, debido al avance de las características de cada modelo que salta al mercado. Pasamos de las llamadas a los mensajes de texto, del infrarrojo al bluetooth, recibir y enviar correos electrónicos, tomar fotografías, grabar y reproducir voz, música y video, leer libros, descargar videojuegos. En suma, un sin fin de aplicaciones que tienen que ver con internet, el auge de las redes sociales y herramientas de la cotidianidad al alcance de nuestra mano.
Los teléfonos inteligentes o smartphones permiten una comunicación más rápida no solo a nivel nacional, sino global. Las distancias geográficas se acortan, gracias al plano virtual que se abre en tiempo y espacio, a partir de un clic.
La era digital en la que vivimos permite plantearnos también dos términos que, si bien parecen estar relacionados, en este contexto suelen contraponerse: conexión y relacionamiento. ¿Nos relacionamos menos al conectarnos más? A este fenómeno hace referencia el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman con su idea de ¨modernidad líquida¨.
La innovación tecnológica ha crecido exponencialmente y, si hay algo de lo que podemos estar seguros, es de que lo seguirá haciendo. Saber adaptarnos a esta época en donde lo digital se hace cada vez más preponderante y desarrollar tecnología en conjunción al medioambiente y en favor de la humanidad, deben ser las premisas para los desafíos venideros.
