Carrier, el inventor del aire acondicionado




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Damos gracias por ese invento fantástico que cambió la industria, el comercio, las migraciones, el arte y lo más importante, la vida de tantas personas. Hablamos del acondicionador de aire.

El genio detrás de este invento fue Willis Haviland Carrier, nacido en New York en 1876.

Cuando Carrier cumplió 19 recibió una beca en la Universidad Cornell, graduándose 6 años después en ingeniería eléctrica. Tras los estudios su primer empleo lo consiguió en Buffalo Forge Company, una empresa que fabricaba calentadores, sopladores y sistemas de extracción y escape de aire. Muy pronto mejoró los sistemas de la empresa, consiguiendo ser promocionado al departamento de ingeniería experimental.

En 1902 la compañía litográfica Sackett-Wilhelms, cliente de Buffalo Forge Company, tenía serios problemas para imprimir sus trabajos, no pudiendo conseguir el color adecuado en sus publicaciones por culpa de la humedad y el calor, que modificaban el papel y las tintas. Willis Carrier inventó un sistema a propósito que le permitió a la litográfica, controlar la humedad y el calor dentro de sus instalaciones. En 1906 Carrier patentó su método.

Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, Buffalo Forge Company se vio obligada a cerrar la división de aire acondicionado donde trabajaba Carrier, quien lejos de desanimarse fundó, junto a otros 6 colegas, su primera compañía: la Carrier Engineering Corporation. Para entonces su invento ya había ganado cierta notoriedad y sus primeros clientes estuvieron a la altura del Madison Square Garden, los departamentos del senado de los Estados Unidos , así como la cámara de representantes. En 1930 abre una filial en Japón, donde mantiene hasta hoy su mayor cota de mercado.

En el año 24 Carrier equipó el sótano de la tienda departamental Hudson de Detroit, Michigan con uno de sus sistemas de aire, para evitar que los clientes se marearan con el calor y la pésima ventilación que había en el lugar. Multitudes de compradores comenzaron a ocupar el sótano a diario, por lo que la tienda decidió equipar el resto de los pisos con los acondicionadores de aire.

Algo parecido sucedió con las salas de espectáculos. Después de que el Teatro Rivoli de New York instalar los sistemas de Carrier e hiciera una campaña publicitaria al respecto, largas filas de personas se formaban para entrar al lugar. Cinco años después unas 300 salas de cine en EEUU ya contaban con aire acondicionado.

El invento de Carrier propició el auge económico del sudoeste norteamericano. Con la aparición de la versión doméstica tuvo lugar una gran migración hacia áreas del sur de EEUU consideras hasta entonces inhabitables en los meses de calor. La producción industrial aumentó notablemente en verano. Gracias al aire acondicionado la fabricación de todo, desde productos alimenticios hasta suministros de guerra experimentó un crecimiento importante.

Hoy día quién puede imaginarse hospitales, hoteles, cabinas de avión, oficinas, centros comerciales o autos sin aire acondicionado.